Vista de Trasierra
La tradición oral es uno de los recursos utilizados para transmitir la Cultura de generación en generación, especialmente en tiempos anteriores a los actuales, cuando la mayor parte de las personas desconocían otras formas de comunicarse. Y éste es el caso del prodigio o milagro que hoy nos ocupa, del que hace años ya teníamos noticias por conversaciones con Casimiro Gato Espino, uno de nuestros convecinos.
En efecto, especialmente desde que empecé a interesarme por la Historia de este pueblo y su entorno, han sido muchos los comarcanos que preguntan por mis investigaciones, demandando información o contándome alguna que otra historia o anécdota. Y una de ellas fue la narrada por el referido Casimiro, remitiéndose a lo que le habían contado sus padres y abuelos, y que él mismo había tenido la oportunidad de comprobar, dando cuenta de la existencia de una encina, la que llamaban de la Virgen, en cuyas bellotas parecía detectarse su imagen. He de reconocer que me sorprendió con su relato y, aunque no lo olvidé, decidí dejar esta cuestión para otra ocasión. Pero hace unos días he tropezado con información escrita al respecto, circunstancia que me animó a hablar nuevamente con Casimiro, que se ratificaba en lo dicho, lamentándose ahora de que la encina había desaparecido recientemente. No obstante, me advertía que alrededor de sus restos había quedado una “machorrera”.
El documento localizado, prodigio al margen, es maravilloso, pues refleja con bastante fidelidad las circunstancias que imperaban a mediados del XVIII en nuestro entorno. Viene recogido en un libro de 1753, junto a otros numerosos prodigios o milagros registrados en defensa de la devoción a la Virgen del Carmen y a su escapulario.
En efecto, en el documento localizado se confirma:
- Que Reina, Casas de Reina, Trasierra y Fuente del Arco, aunque eran cuatro pueblos con jurisdicción independiente, compartían en comunidad de aprovechamiento un único término.
- Que por ello, los aprovechamientos de la dehesa de Viar se disfrutaba en mancomunidad entre dichos pueblos, usufructuándola de forma gratuita y reglamentada sus respectivos vecindarios.
- Sin embargo, dado que los cuatro concejos estaban prácticamente en bancarrota desde principios del siglo XVII, dichos aprovechamientos, en detrimento de los derechos históricos de sus vecinos, solían ser arrendados a ganaderos trashumantes, es decir, mesteños o serranos, pagando con las rentas los intereses de las deudas contraídas por los cuatro ayuntamientos.
- Que históricamente los ganaderos mesteños que arrendaban los pastos de la encomienda de Reina procedían del entorno de Soria (San Pedro Manrique, Calzada, Calahorra, Yanguas, Huerteles…), como el tal don Bernardo de Contreras que aparece en el documento dando fe del prodigio.
- Que a cargo de los ganados trashumante, cada otoño aparecían por nuestro entorno numerosos administradores, mayorales, pastores, zagales, etc., retornando a finales de primavera a los pastos más frescos de los alrededores de Soria, aunque algunos de ellos echaron raíces en nuestra tierra como, por ejemplo, los Jiménez de Trasierra, todos oriundos de Yanguas-Huerteles.
- Y que estos trashumantes fueron testigos del prodigio que nos ocupa.
El documento localizado forma parte de un libro atribuido a Francesco Colmenero, que lleva por título El Carmelo ilustrado con favores de la Reina de los Ángeles, dentro del cual se recoge en uno de sus apartados “El portentoso prodigio obrado por la intercesión de la Virgen Santísima del Carmen, por medio de su Santo Escapulario”. El texto dice así:
En el año pasado de mil setecientos y cincuenta y tres me hallaba haciendo Misión en el Obispado de Calahorra y la Calzada de orden de el Ilmo. Señor Don Diego de Roxas y Contreras, Gobernador del Real y Supremo Consejo de Su Majestad, Obispo que entonces era de aquella Diócesis, y al presente de la de Cartagena, quien me mandó pasase a la Villa de San Pedro de Manrique.
Y con esta ocurrencia en el tiempo en que hice allí la Misión, pude averiguar un suceso portentoso, del que ya tenia varias noticias que me habían dado en otros pueblos de las Serranías del referido Obispado de Calahorra, en los territorios de Yanguas, en donde asimismo me entregaron algunas Bellotas de las que refiere el Prodigio, grabadas con el Escudo de la Virgen Santísima del Carmen.
Y el Portento sucedió en la manera que relaciona el siguiente Testimonio, que se me entregó por Don Bernardo de Contreras, el cual tengo en mi poder, y su contenido es del tenor siguiente:
Yo Juan Joseph Rodríguez Arras, Escribano del Rey nuestro Señor, del Numero y Ayuntamiento de esta Villa y Tierra de San Pedro Manrique, y Notario Publico y Apostólico por autoridad Apostólica y ordinaria, certifico, doy Fe y verdadero Testimonio a los que le vieren, como hoy día de la fecha pareció ante mi el Señor Don Bernardo de Contreras, Alcalde de Mella y Regidor preeminente por el Noble Estado de Caballeros Hijos-Dalgo, y Teniente de Gobernador que ha sido en esta Villa, quien dijo:
Que con la ocurrencia de haber tenido sus Ganados Lanares, y tenerlos en la Provincia de Extremadura de mucho tiempo a esta parte, y asimismo el haber tenido en arriendo diversos años la Dehesa del Valle de Viar, propia de las cuatro Villas de Fuente el Arco, Trasierra, las Casas y Reina, distante la dicha Dehesa dos leguas de la Ciudad de Llerena, estuvo en muchas ocasiones en la explicitada Dehesa, en donde está y permanece una Encina, la cual es publico en todo aquel País, que sobre ella cayó una Centella, hallándose al mismo tiempo debajo de ella un Religioso de Ntra. Señora del Carmen, el cual, transitando, se recogió a su abrigo con otras algunas personas para libertarse de la Tempestad que se había levantado, y dicho Religioso puso el Santo Escapulario de la Divina Señora sobre la Encina, con cuya protección y amparo no hizo la mencionada centella el menor mal a ninguno de los que se habían recogido, ni tampoco al referido Religioso Carmelita.
Y depone dicho Don Bernardo, que es publico y notorio en toda aquella Provincia (como también lo es en todos estos Países de la Provincia de Soria) que desde aquel lance todas las Bellotas que produce dicha Encina salen marcadas con el Escudo de la Religión de la Virgen Santísima del Carmen.
Y afirma el expresado Declarante que ha visto muchísimas Bellotas grabadas con dicho Escudo, las cuales eran fruto de la Encina referida, y que también trajo muchas a este País y las repartió entre diversas personas.
Y que es común y general en todas estas Poblaciones de la Provincia de Soria el traer los Pastores, cuando vienen con los Ganados al Verano, cantidad de ellas, en fuerza del crédito del Prodigio.
Y al Padre Misionero y al Doctor Don Francisco Colmenero le han dado diversas en el tiempo de las Misiones que ha hecho en los Pueblos de esta Provincia, de las cuales doy fe, yo el Notario, de haberlas visto en manos de dicho Padre Misionero, como también el que las he tenido antes de estos tiempos en mi poder.
Y el Señor Licenciado Don Gabriel Ignacio Malo, Vicario Eclesiástico de esta Villa y fu Partido, que se halla presente a la formación de este instrumento, dice, que las ha tenido varias veces en su poder, y que en alguna ocasión tuvo mas de una cuartilla, las que repartió por muchas partes, todas gravadas con el dicho Escudo de la Virgen Santísima del Carmen, las cuales le traían sus Pastores y el Di-ponente, que es Sobrino suyo.
Y todo lo que va referido declara el dicho Señor Don Bernardo, debajo de juramento que ha hecho, como se requiere, y dice que es de edad de 40 años, poco más o menos, y lo firmó su Merced.
Y para que así conste, signo y firmo el presente de pedimento del Padre Misionero y del Doctor D. Francisco Colmenero, quien así en esta Villa como en todas estas Comarcas ha dejado extendida la Devoción de la Virgen Santísima del Carmen, y diversas fundaciones de la Tercera Orden y Cofradías de la Divina Señora.
San Pedro Manrique, y Enero veinte y ocho de mil setecientos cincuenta y tres. Don Bernardo de Contreras y Malo.
En Testimonio de verdad. Juan Joseph Rodríguez Arras, Notario Apostólico
En efecto, especialmente desde que empecé a interesarme por la Historia de este pueblo y su entorno, han sido muchos los comarcanos que preguntan por mis investigaciones, demandando información o contándome alguna que otra historia o anécdota. Y una de ellas fue la narrada por el referido Casimiro, remitiéndose a lo que le habían contado sus padres y abuelos, y que él mismo había tenido la oportunidad de comprobar, dando cuenta de la existencia de una encina, la que llamaban de la Virgen, en cuyas bellotas parecía detectarse su imagen. He de reconocer que me sorprendió con su relato y, aunque no lo olvidé, decidí dejar esta cuestión para otra ocasión. Pero hace unos días he tropezado con información escrita al respecto, circunstancia que me animó a hablar nuevamente con Casimiro, que se ratificaba en lo dicho, lamentándose ahora de que la encina había desaparecido recientemente. No obstante, me advertía que alrededor de sus restos había quedado una “machorrera”.
El documento localizado, prodigio al margen, es maravilloso, pues refleja con bastante fidelidad las circunstancias que imperaban a mediados del XVIII en nuestro entorno. Viene recogido en un libro de 1753, junto a otros numerosos prodigios o milagros registrados en defensa de la devoción a la Virgen del Carmen y a su escapulario.
En efecto, en el documento localizado se confirma:
- Que Reina, Casas de Reina, Trasierra y Fuente del Arco, aunque eran cuatro pueblos con jurisdicción independiente, compartían en comunidad de aprovechamiento un único término.
- Que por ello, los aprovechamientos de la dehesa de Viar se disfrutaba en mancomunidad entre dichos pueblos, usufructuándola de forma gratuita y reglamentada sus respectivos vecindarios.
- Sin embargo, dado que los cuatro concejos estaban prácticamente en bancarrota desde principios del siglo XVII, dichos aprovechamientos, en detrimento de los derechos históricos de sus vecinos, solían ser arrendados a ganaderos trashumantes, es decir, mesteños o serranos, pagando con las rentas los intereses de las deudas contraídas por los cuatro ayuntamientos.
- Que históricamente los ganaderos mesteños que arrendaban los pastos de la encomienda de Reina procedían del entorno de Soria (San Pedro Manrique, Calzada, Calahorra, Yanguas, Huerteles…), como el tal don Bernardo de Contreras que aparece en el documento dando fe del prodigio.
- Que a cargo de los ganados trashumante, cada otoño aparecían por nuestro entorno numerosos administradores, mayorales, pastores, zagales, etc., retornando a finales de primavera a los pastos más frescos de los alrededores de Soria, aunque algunos de ellos echaron raíces en nuestra tierra como, por ejemplo, los Jiménez de Trasierra, todos oriundos de Yanguas-Huerteles.
- Y que estos trashumantes fueron testigos del prodigio que nos ocupa.
El documento localizado forma parte de un libro atribuido a Francesco Colmenero, que lleva por título El Carmelo ilustrado con favores de la Reina de los Ángeles, dentro del cual se recoge en uno de sus apartados “El portentoso prodigio obrado por la intercesión de la Virgen Santísima del Carmen, por medio de su Santo Escapulario”. El texto dice así:
En el año pasado de mil setecientos y cincuenta y tres me hallaba haciendo Misión en el Obispado de Calahorra y la Calzada de orden de el Ilmo. Señor Don Diego de Roxas y Contreras, Gobernador del Real y Supremo Consejo de Su Majestad, Obispo que entonces era de aquella Diócesis, y al presente de la de Cartagena, quien me mandó pasase a la Villa de San Pedro de Manrique.
Y con esta ocurrencia en el tiempo en que hice allí la Misión, pude averiguar un suceso portentoso, del que ya tenia varias noticias que me habían dado en otros pueblos de las Serranías del referido Obispado de Calahorra, en los territorios de Yanguas, en donde asimismo me entregaron algunas Bellotas de las que refiere el Prodigio, grabadas con el Escudo de la Virgen Santísima del Carmen.
Y el Portento sucedió en la manera que relaciona el siguiente Testimonio, que se me entregó por Don Bernardo de Contreras, el cual tengo en mi poder, y su contenido es del tenor siguiente:
Yo Juan Joseph Rodríguez Arras, Escribano del Rey nuestro Señor, del Numero y Ayuntamiento de esta Villa y Tierra de San Pedro Manrique, y Notario Publico y Apostólico por autoridad Apostólica y ordinaria, certifico, doy Fe y verdadero Testimonio a los que le vieren, como hoy día de la fecha pareció ante mi el Señor Don Bernardo de Contreras, Alcalde de Mella y Regidor preeminente por el Noble Estado de Caballeros Hijos-Dalgo, y Teniente de Gobernador que ha sido en esta Villa, quien dijo:
Que con la ocurrencia de haber tenido sus Ganados Lanares, y tenerlos en la Provincia de Extremadura de mucho tiempo a esta parte, y asimismo el haber tenido en arriendo diversos años la Dehesa del Valle de Viar, propia de las cuatro Villas de Fuente el Arco, Trasierra, las Casas y Reina, distante la dicha Dehesa dos leguas de la Ciudad de Llerena, estuvo en muchas ocasiones en la explicitada Dehesa, en donde está y permanece una Encina, la cual es publico en todo aquel País, que sobre ella cayó una Centella, hallándose al mismo tiempo debajo de ella un Religioso de Ntra. Señora del Carmen, el cual, transitando, se recogió a su abrigo con otras algunas personas para libertarse de la Tempestad que se había levantado, y dicho Religioso puso el Santo Escapulario de la Divina Señora sobre la Encina, con cuya protección y amparo no hizo la mencionada centella el menor mal a ninguno de los que se habían recogido, ni tampoco al referido Religioso Carmelita.
Y depone dicho Don Bernardo, que es publico y notorio en toda aquella Provincia (como también lo es en todos estos Países de la Provincia de Soria) que desde aquel lance todas las Bellotas que produce dicha Encina salen marcadas con el Escudo de la Religión de la Virgen Santísima del Carmen.
Y afirma el expresado Declarante que ha visto muchísimas Bellotas grabadas con dicho Escudo, las cuales eran fruto de la Encina referida, y que también trajo muchas a este País y las repartió entre diversas personas.
Y que es común y general en todas estas Poblaciones de la Provincia de Soria el traer los Pastores, cuando vienen con los Ganados al Verano, cantidad de ellas, en fuerza del crédito del Prodigio.
Y al Padre Misionero y al Doctor Don Francisco Colmenero le han dado diversas en el tiempo de las Misiones que ha hecho en los Pueblos de esta Provincia, de las cuales doy fe, yo el Notario, de haberlas visto en manos de dicho Padre Misionero, como también el que las he tenido antes de estos tiempos en mi poder.
Y el Señor Licenciado Don Gabriel Ignacio Malo, Vicario Eclesiástico de esta Villa y fu Partido, que se halla presente a la formación de este instrumento, dice, que las ha tenido varias veces en su poder, y que en alguna ocasión tuvo mas de una cuartilla, las que repartió por muchas partes, todas gravadas con el dicho Escudo de la Virgen Santísima del Carmen, las cuales le traían sus Pastores y el Di-ponente, que es Sobrino suyo.
Y todo lo que va referido declara el dicho Señor Don Bernardo, debajo de juramento que ha hecho, como se requiere, y dice que es de edad de 40 años, poco más o menos, y lo firmó su Merced.
Y para que así conste, signo y firmo el presente de pedimento del Padre Misionero y del Doctor D. Francisco Colmenero, quien así en esta Villa como en todas estas Comarcas ha dejado extendida la Devoción de la Virgen Santísima del Carmen, y diversas fundaciones de la Tercera Orden y Cofradías de la Divina Señora.
San Pedro Manrique, y Enero veinte y ocho de mil setecientos cincuenta y tres. Don Bernardo de Contreras y Malo.
En Testimonio de verdad. Juan Joseph Rodríguez Arras, Notario Apostólico
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