FOTOGRAFÍA DE LA PLAZA TRAS EL DERRUMBE DE LA TORRE
(PÁG. WEB AYUNTAMIENTO)
(PÁG. WEB AYUNTAMIENTO)
I.- INTRODUCCIÓN
Localizar
documentos que hablen sobre la Historia de Fuente del Arco suele ser una tarea
complicada, aunque menos que cuando se buscan referencias sobre las de Ahillones,
Casas de Reina, Trasierra o Reina, las otras villas hermanas de la encomienda
de Reina.
En principio, se pudiera pensar que la
localización de referencias sobre la histórica villa de Reina sería tarea
fácil, pero no es así, pues, salvo las primeras noticia sobre su donación a la
Orden de Santiago, allá por 1246, apenas se pueden localizar documentos en los
distintos archivos de ámbito nacional o autonómico.
En lo
que más nos atañe, en el Archivo Municipal de Fuente del Arco sólo se conservan
documentos correspondientes al siglo XX y al XXI, salvo dos de extraordinaria
importancia que alguien tuvo a bien reservar: su carta de villazgo fechada en 1561,
y un segundo documento sobre un pleito que el concejo mantuvo contra la Mesta a
principios del XVII, donde, como prueba testimonial en su defensa, los
oficiales concejiles aportaron las Ordenanzas Municipales, es decir, el segundo
de los documentos de extraordinaria importancia al que nos referimos.
Pese al silencio documental, aparte de ciertos datos de relativa
importancia recopilados en el Archivo de Protocolos notariales de Llerena,
hemos podido acceder a interesantes noticias sobre la villa consultando la
prensa del XIX y principios del XX, años de espectacular desarrollo de Fuente
del Arco al abrigo de la explotación de sus importantes minas. Así, en la
prensa de 1895 hemos localizado tres asuntos destacables:
- El primero, lamentable, pues habla del derrumbe de la torre de la
iglesia parroquial y parte del templo, hecho que aconteció el 2 de abril de
1895.
- El segundo, más que lamentable, pues trata sobre la desamortización
o venta en pública subasta de los últimos lotes establecidos en las 2.000
fanegas de tierra de la parte de la dehesa mancomunada de Viar que pertenecía al concejo de Fuente del Arco, cuyas rentas se
empleaban para atender a los gastos de gobierno y administración del pueblo,
aparte de servir para pagar a los funcionarios locales, al médico y a los
maestros.
-
Y el tercero, éste agradable,
trata sobre la inauguración de la línea férrea Peñarroya-Fuente del Arco, hecho
de extraordinaria importancia para la comarca.
En esta
ocasión sólo nos detendremos en el primero y tercero de los acontecimientos
descritos, pues el segundo, por merece un estudio más detallado, lo dejamos para
otra ocasión.
II.- EL DESPLOME DE LA TORRE
El 2 de
abril de 1895, cuando el sacristán subió a la torre para el rutinario toque del
Ave María, notó que una de las muchas grietas había aumentado
considerablemente, por lo que decidió bajarse con precipitación. Hizo bien,
pues al poco rato la torre se desplomó sobre la iglesia, sembrando ésta de
cascotes, enterrando las campanas y causando daños materiales de consideración
en el templo y casas aledañas, si bien, por fortuna no ocasionó desgracias
personales. Pocos días después, el 17 de mayo caía parte de la iglesia, quedando
en pie sólo tres bóvedas agrietadas, además de dos paredes sensiblemente
desplomadas.
OBSÉRVESE LOS CASCOTES DEL DERRUMBE AL FONDO, MIENTRAS SE ORGANIZA LA PROCESIÓN
Hasta aquí este importante incidente, que dio al traste
seguramente con una torre de cantería, como se aprecia en esta antigua
fotografía que hemos localizado en la página Web del Ayuntamiento y que
encabeza este artículo.
En
efecto, por lo que se adivina de la fotografía, se desplomó la torre-fachada con
el primer cuerpo del templo que, por el contrafuerte más próximo que quedaba al
aire, se adivina que todo el primer cuerpo sería de cantería.
Pues
bien, hasta 1905 no se abordó la necesidad de reconstruir el templo,
aprovechando la visita pastoral del obispo de Badajoz el 5 de mayo de dicho
año, según crónica de Erredé, el
periodista llerenense que siguió la visita episcopal a los pueblos del
arciprestazgo de Llerena. Su crónica, recogida en el Nuevo Diario de Badajoz, edición del 5 de mayo de 1905, decía así:
Excusado es decir que el
recibimiento hecho al Sr. Obispo en Fuente del Arco no pudo ser más cariñoso.
Le aguadaban a la entrada del pueblo el diputado provincial señor Maeso
(Narciso Maeso de la Fuente, diputado provincial y en las cortes, hijo de
Eduardo Maeso de la Fuente García, el mayor terrateniente de la zona de la
antigua encomienda de Reina, donde adquirió bienes de propio desamortizados en
sus distintos pueblos), el alcalde y concejales, guardia civil y las
principales personas del pueblo dignamente representada por los señores Maeso,
Moreno y Calle.
El párroco y el coadjutor se
habían adelantado y al llegar S.I. se organizó la comitiva de la siguiente
forma: El Sr. Obispo con el alcalde y el
párroco, el arcipreste de Llerena con el diputado provincial y el capitán de la
guardia civil, los demás sacerdotes, los señores Maeso (don Antonio, don Juan y
don Francisco, seguramente hermanos del diputado) don Luis Díaz (médico), etc.
La primera visita fue para la
destruida iglesia, de donde salió S. I. con ánimos de trabajar para hacer otra
nueva, y poniéndolo por práctica, en unión del párroco y del Sr. Calle, visitó
a la hermana de este Sr., que se proponía hacer una capilla pública para fijar
los preliminares.
Luego, en casa de la
distinguida Sra. doña Dolores Gimón (dueña de la mitad de Ricomacho, la otra
mitad era de los Maeso citados), S.I. propuso que se hiciese algo más,
ofreciendo el mismo algún dinero e interesándose, en fin, porque cuanto antes
sea un hecho la construcción de capilla u otro lugar donde pueda oírse misa,
pues el antiguo ofrece pocas condiciones de seguridad.
Las palabras de S.I., que
demuestran su interés y el afán que tiene de trabajar por los intereses
comunes, servirán para que todos los vecinos se interesen en esa obra y sea un
hecho la realización de un proyecto de
tanta necesidad, como el de construir un
templo en Fuente del Arco.
Sin tiempo para más, salimos
precipitadamente para la estación, a fin de coger el tren que pasa a la once y
media, pero en el poco tiempo que Su Ilustrísima permaneció en Fuente del Arco,
demostró su sabiduría, su fe, su religiosidad, su desinterés, en fin,
cualidades todas de que se haya adornado.
Voy a terminar y no quiero
hacerlo sin dar la expresiva gracias a la señora viuda de Maeso, a su hijo don
Antonio, a su hijas distinguidas por más de un concepto, y a todos los que me
han auxiliado en mi tarea de reportero.
III.- INAUGURACIÓN DE LA VÍA ESTRECHA Y SUS
PROLEGÓMENOS
Sobre la
historia de la vía estrecha, según relata José A. Torquemada Daza (“La línea Fuente
del Arco-Peñarroya-Puertollano. Construcción de un ferrocarril minero desde una
perspectiva social”), ya en 1858 se dieron
los primeros pasos para declararla de utilidad pública. Sin embargo, el asunto
se retrasó en demasía, y no fue hasta el 5 de marzo de 1865 cuando se relanzó el
proyecto tras una reunión celebrada en la minera e industriosa villa de Azuaga,
en donde se concentraron los alcaldes y secretarios de los pueblos afectados
para pronunciarse en favor del definitivo
relanzamiento de la citada vía férrea. Asistieron los representantes de
Ahillones, Bélmez, FuenteObejuna, Granja, Berlanga, Valverde de Llerena y Fuente del Arco, personificado éste último
por Manuel Santos, su alcalde, y Simeón Bravo, su secretario. En conjunto, acordaron
y redactaron lo siguiente:
La línea férrea que partiendo de Bélmez y pasando por Fuente Obejuna,
Granja de Torrehermosa, ésta villa (Azuaga), Berlanga, Ahillones y Valverde, a
empalmar en Fuente del Arco con la línea de Mérida a Sevilla es vital para
todos estos pueblos y lo inmediatos pues, sin la línea proyectada se
encontrarán a 4 leguas de la línea Mérida-Sevilla y 8 de la de Badajoz-Madrid.
Esta distancia para nuestra comarca la dejará en condiciones de inferioridad con
el resto de la provincia y gravará el valor de sus productos sobre el importe
del transporte hasta conducirlos bien a Madrid o a Sevilla, nuestros únicos
mercados. Esto sucederá a nuestros productos agrícolas; en cuanto a nuestra
industria, moriría en la cuna sin la facilidad de comunicación que ofrece esta vía.
Para todos estos pueblos que cruza la línea de Belmez a Fuente del Arco, tiene
el mayor interés que se lleve a cabo y están dispuestos a hacer cuanto esté de
su parte para la realización del proyecto.
Excelente principios e idea, pero, para plasmar el acuerdo de
los ediles citados, otra vez hubo que esperar demasiado tiempo, teniendo en
cuenta el fuerte impulso y la celeridad que por aquellas fechas se le estaba
dando al ferrocarril en el Estado.
En
efecto, hasta 1879 el proyecto quedó nuevamente paralizado, otorgando el
gobierno al capitalista e ingeniero Pastor y Landero la licencia para el
trazado de la línea de Valsequillo a Fuente del Arco, según la Real Provisión siguiente:
Don
Alfonso XII, por la gracia de Dios rey constitucional de España. A todos los
que la presente vieren y entendieren, sabed: que las Cortes han decretado y nos
sancionado lo siguiente:
Artículo
1º.- Se autoriza á D. Manuel Pastor y Landero para construir un ferro-carril
que, partiendo de Valsequillo, pase por la Granja, Azuaga, Aillones, Berlanga y
Valverde, y termine en Fuente del Arco; quedando sujeto dicho camino a la
vigilancia del gobierno.
Art.
2°.- Esta autorización lleva consigo la
declaración de utilidad pública, el derecho a la expropiación y el
aprovechamiento de los terrenos de dominio público, así como la exención de los
derechos de Aduana para el material de construcción y explotación del ferro-carril,
con arreglo á lo que prescribe el art. 12 de la ley general de ferro-carriles
de 23 de Noviembre de 1877. La construcción se ejecutará con arreglo al
proyecto facultativo, que se someterá á la aprobación del gobierno en el
término de seis mesas desde la publicación de esta ley; debiendo quedar
terminadas las obras, para empezar la explotación, á los dos años, contados
desde la aprobación de este proyecto.
Art,
3º.- El ministro de Fomento fijará en el
pliego de condiciones particulares de esta concesión las tarifas especiales de determinados
servicios del Estado y los gratuitos, figurando entre estos la conducción del
correo, que debe prestar con arreglo al art. 47 de la ley de 23 de Noviembre de
1877.
Art.
4º.- El plazo de esta concesión será de noventa y nueve años.
Art.
5º.- El ministro de Fomento queda encargado del cumplimiento de esta ley,
estipulando las condiciones en que ha de llevarse á efecto.
Por
tanto: Mandamos á todos los tribunales, justicias, jefes, gobernadores y demás autoridades, así civiles como
militares y eclesiásticas, de cualquier clase y dignidad, que guarden y hagan
guardar, cumplir y ejecutar la presente ley en todas sus partes.
Dado
en San Ildefonso á tres de Agosto de mil ochocientos setenta y nueve.-Yo el
rey.-El ministro de Fomento interino, Salvador de Albacete.
Pastor y Landero no supo o no pudo llevar a cabo el proyecto
recogido en la Real Provisión anterior, ni otras compañías que parecían
interesarse por el mismo, como la de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y a
Alicante (MZA), pese al compromiso de los pueblos afectados por la línea, que
continuamente ofertaban ayuda y colaboración por encima de sus posibilidades.
Así, el de Azuaga, en marzo de 1883 (BOP de Badajoz del 25 de junio de 1883), ofertaba el compromiso
de darle a la citada compañía la expropiación de los terrenos de su término que
precisase, siempre que pusiesen estación en las proximidades del pueblo,
ofertando las 55.888 ptas. que importaba dicha expropiación, a pagar del 80%
del capital resultante de la desamortización y venta de los propio del concejo
que estaba concluyendo por aquellas fechas.
Finalmente,
fue la
Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya (SMMP) la
que se hizo cargo de la concesión de la línea, según la Real Provisión que
sigue:
DON ALFONSO XIII, por la Gracia de Dios y la Constitución
Rey de España, y en su nombre y durante su minoría de edad la Reina Regente del
Reino;
A todos los que la presente vieren y entendieren, sabed: que
las Corles han decretado y Nos sancionado lo siguiente:
Artículo 1º. Se otorga a la Sociedad Minera y Metalúrgica de
Peñarroya la concesión para construir, sin subvención del Estado, y explotación
durante noventa y nueve años de un ferrocarril económico de vía estrecha que
partiendo de Peñarroya termine en Fuente del Arco, con arreglo al proyecto y
pliego de condıcıones que a propuesta
del concesionario apruebe el Ministerio de Fomento.
Art.2º. Este ferrocarril se considerará de utilidad pública
para los efectos de la expropiación forzosa y el concesionario tendrá el
derecho de ocupar los terrenos de dominio público y disfrutar de las demás
exenciones y privilegios que las leyes conceden o puedan conceder a los de su
clase. Por tanto:
Mandamos a todos los Tribunales, Justicia, Jefes,
Gobernadores y demás Autoridades, así civiles como militares y eclesiásticas,
de cualquier clase y dignidad, que guarden y hagan guardar, cumplir y ejecutar
la presente ley en todas sus partes.
Dado en Palacio a diez y seis de Julio de mil ochocientos
noventa y uno.
YO, LA REINA REGENTE
La SMMP encargó a la compañía francesa
Fives Lille la
construcción del trazado, llevado a cabo con tal celeridad que en el mes de septiembre de 1893 comenzaron las obras y a mediados de
1894 ya estaba enlazado el cerco industrial de Peñarroya con la mina el Triunfo de Azuaga, inaugurándose el
trazado el día 20 de junio de 1895, cuando el tren que partió de Peñarroya a
las seis horas de la mañana se estacionó cuatro horas después en Fuente del
Arco. El corresponsal del Diario de Córdoba
en Fuente Obejuna, en la edición del 27 de junio de 1895 redactó la siguiente
crónica:
Me congratulo en participarle
que el día 20 del actual llegó a Fuente del Arco la primera locomotora del
ferrocarril en construcción de Peñarroya a dicho punto, saliendo del primero a
la 6 de la mañana y llegando al segundo a las 10, después de recorrer los 68
kilómetros que los separan.
Arrastraba dicha locomotora
los coches en que iban los altos empleados de las sociedades constructoras y la
concesionaria, invitados por Mr. Ernesto Presser, que les obsequiaba con un
lunch por la conclusión de las obras.
Lo esplendido del almuerzo lo
denota el menú servido, cuya lista fue: hors d´oeuvres, crovettes, mortadelles,
han ois, olives, foiegras. Entré: omelettes aux huitre, paella. Poisson: sóles
rougets. Rotí: dindes trufées. Legumes: asperges. Entremées: oeufs á la neige.
Dessert: fromage fruts, et patisserie variées, y en el cual reinó la mayor
cordialidad.
En el champagne se
pronunciaron brindis por la unión franco-española, por la prosperidad de los
pueblos que la vía cruza, y porque la SMMP vea remunerado sus esfuerzos para la
construcción de la línea próxima a explotarse, a fin de que la prolongue en
ambos sentidos, uniendo con ella el importante puerto de Huelva con la rica
zona minera de Linares; no escatimándose los plácemes a Mr. Presser, quien bajo
du dirección ha sabido hermanar la firmeza de la construcción y solidez de las
obras de fábrica con la sencillez artística y elegancia arquitectónica que le distingue.
Los comensales, todos muy
complacidos de las distinciones de que había sido objeto, regresaron a las 4 de
la tarde recibiendo ovaciones en las estaciones de Valverde, Berlanga, Azuaga,
Granja y Fuente Obejuna, donde una intensa concurrencia los esperaba, teniendo
que detenerse en Azuaga más de media hora, durante la cual una orquesta de
guitarras y bandurrias tocó aires nacionales y piezas escogidas.
Inútil es encarecer la
importancia de esta línea, conociendo la región que atraviesa: la feracidad de
su suelo y extenso arbolado la colocan a la cabeza de las mejores de nuestro
país. Su riqueza pecuaria no es menos importante y su extensa zona minera le
permite figurar al nivel de las más conocidas de España, contándose entre otras la del Triunfo y Eneros, enclavadas en los
términos de Azuaga y Fuente Obejuna, respectivamente; así es que unido este
paso de progreso con la carencia casi absoluta de cómodas vías de comunicación,
ha contribuido poderosamente a acrecentar el entusiasmo y arraigar la creencia
de que la llegada de la primera locomotora al término de la línea es crepúsculo
de prosperidad y riqueza, y un fausto acontecimiento para estos pueblos…
En
efecto, ya antes de la inauguración de la línea, Fuente del Arco había conseguido
una importante prosperidad al amparo de sus numerosas minas, destacando las de
hierro, enclavadas en la sierra de la Jayona,
y las de carbón del arroyo del Galapagar.
A ello habría que sumarle el gran impulso que ya había adquirido tras la
inauguración de la línea Mérida-Sevilla, la instalación del cable aéreo que
unía la solana de la Jayona con la
estación y la inauguración de una sucursal de la fábrica La Cruz, hecho que tuvo lugar el primero de noviembre de 1887. En
el periódico El Día, en su edición
del 7 de noviembre de este último año, se insertó la siguiente crónica sobre
dicha inauguración:
En
Fuente del Arco, villa de esta provincia, perteneciente al partido judicial da
Llerena, se celebró anteayer una importante fiesta industrial. La acreditada
Compañía minera «La Cruz» inauguró la fábrica de fundición que ha establecido
en las inmediaciones de dicha villa, a unos doscientos metros de la estación,
en la línea férrea de Mérida á Sevilla.
Comprende la fábrica una gran nave de 40 metros de largo por
diez de largo, con tres hornos que ya funcionan, y otra más pequeña con dos
hornos que todavía no trabajan; hay además talleres de herrería y carpintería,
hornos de ladrillo y cal, grandes depósitos de minerales y un elegante chalet,
donde tiene su vivienda y oficinas el ilustrado director de dicha compañía, Sr.
Steiner.
Para los obreros se están construyendo casas en buenas
condiciones de comodidad e higiene.
En
este país, dedicado esencialmente a las faenas agrícolas, la inauguración de
una fábrica como «La Cruz» tenía que despertar, como ha despertado, vivísimo
interés: así es que multitud de personas de los pueblos inmediatos, tanto de
esta provincia como de la de Sevilla, galantemente invitadas por el Sr. Steine,
han acudido a esta solemnidad, de la cual, en verdad, conservarán gratos
recuerdos. El referido Sr. Steine esperaba a sus visitantes en la estación de
la vía férrea, y directamente los condujo al establecimiento, donde
inspeccionaron todas las dependencias, explicándoles hasta los más pequeños
detalles, y haciendo funcionar uno de los hornos para que pudieran apreciar la
exactitud con que se realizan las operaciones que constituyen el objetivo de la
nueva fábrica. Terminada la visita, y complacidos todos del acierto que ha
presidido a la instalación de los hornos y a la organización de los trabajos,
el Sr. Steine obsequió a sus huéspedes con un espléndido banquete, donde
abundaron los habanos y el espumoso champagne,
y terminó con entusiastas brindis por la prosperidad de la fundición «La
Cruz,» por la industria minera, por la unión de Francia y España y por el
comercio.
Tan
agradable fiesta terminó a las diez de la noche. Entre las personas que a ella
han asistido se encuentran el juez de instrucción de Llerena; el exdiputado a
Cortes, D. Narciso Maeso; el diputado provincial, D. Juan Domínguez; el
comandante de la Guardia civil, Sr. Elías; el inspector del movimiento, D. Antonio
Fernández; los abogados de Llerena, Sres. Muriel y Vidarte; el acaudalado
comerciante D. Lorenzo Martin de Robles; D. Ramón Caravana, de Guadalcanal; D.
Pedro Aranda y don Carlos Arnau, de Cazalla; los vecinos de Fuente del Arco,
Sres. Paz, Calle, Díaz y Barrocaco, y el representante de la Compañía en esta
capital, D. Eugenio Serrano Meseguer.
Manifestaciones
industriales como la que significa la empresa «La Cruz,» son necesarias en esta
provincia para contrarrestar los perniciosos efectos de la crisis agrícola, que
tan profundamente la afecta…
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