El partido de llerena a finales del XVIII

El partido de llerena a finales del XVIII

domingo, 9 de octubre de 2011

RESPUESTAS DE GUADALCANAL A LOS INTERROGATORIOS DE 1803

Iglesia y convento de la Concepción
(Art. publicado en la Revista de Feria y Fiestas, Guadalcanal, 2011)

Una buena parte de la información que sobre Guadalcanal he tenido la oportunidad de publicar en anteriores ediciones de esta revista se sostiene documentalmente en distintas encuestas e interrogatorios, mediante las cuales, y desde diferentas instancias gubernativas y administrativas supraconcejiles, se demandaba su cumplimentación a los oficiales guadalcanalenses.
De entre todos estos documentos, el preferido por los historiadores a la hora de esbozar y explicar parte de la historia local es, sin duda, el denominado Catastro de Ensenada, de 1753, en el que no nos vamos a detener por haber manejado y comunicado ya sus datos en otras ocasiones.
De 1791 tenemos otro magnífico y concluyente Interrogatorio, dirigido exclusivamente a los pueblos incluidos en la provincia de Extremadura y su Real Audiencia, como era el caso de Guadalcanal en esa fecha. La información que nos proporciona éste último documento sirve de gran utilidad especialmente para comprobar la influencia que la aplicación de la legislación ilustrada (1760-90) tuvo en la villa.
Las dos encuesta-interrogatorios anteriores se contestaron por los oficiales concejiles “y personas de más conocimiento e inteligencia” de cada pueblo, pero siempre en presencia de un comisario o intendente nombrado para este efecto por las autoridades correspondientes. Sin embargo, en el caso que nos ocupa simplemente se envió a cada pueblo cinco cuestionarios con cerca de 400 preguntas, sin que sus respuestas fuesen fiscalizadas o supervisadas por ninguna autoridad supraconcejil, aunque sí avaladas por la firma del escribano del cabildo concejil.
Estos cinco cuestionarios o bloques de preguntas fueron los siguientes:
- El primero, con 28 preguntas, era de carácter político, centrándose especialmente en averiguar si el pueblo había progresado o involucionado en los últimos 50 años, solicitando la justificación correspondiente, en cada caso.
- El segundo, con 32 preguntas, recababa información sobre “la cantidad, calidad, destino y cultivo de las tierras del término, para formar la división agrícola de España”.
- El tercero, con 62 preguntas promovida a instancia del Departamento de Fomento del Reino, pedía información sobre el vecindario y sus ocupaciones.
- El cuarto se interesaba por las condiciones naturales que se daban en la localidad y sobre la salud de sus vecinos.
- Y el quinto, por la existencia de fábricas y el desarrollo de las artes y oficios en cada pueblo.

Con el primero de los interrogatorios se perseguía averiguar algo parecido a lo propuesto por la Real Audiencia de Extremadura en 1791, es decir, valorar en qué medida se había llevado a cabo la reforma agraria de finales del XVIII y si había repercutido favorablemente en el concejo y su vecindario. Así, en su primera pregunta se interesaban por la existencia de tierras “incultas” en la localidad y las causas argumentadas para no cultivarlas. Contestaron que, en efecto, existían tierras sin cultivar porque nadie se había interesado por ella, indicando, no obstante, que al amparo de distintas disposiciones de la superioridad se habían repartido en años anteriores muchas fanegas de tierras entre los vecinos, así como a forasteros de la misma provincia.
Siguen varias preguntas interesándose por las tierras del término, contestando que estaban distribuidas en dehesas y baldíos concejiles, algunos de estos últimos predios vendidos o repartidos entre el vecindario, como respuesta a la reforma agraria ilustrada promovida por distintas disposiciones de la superioridad, especialmente las de 1766, 1793 y 1799.
A las preguntas número 6 y 7 contestaron que el pueblo nunca tuvo época anterior con mayor prosperidad que la actual, pues aunque había disminuido ligeramente el número de cabezas de ganado vacuno y cabrío, así como la producción de vino, quedaba compensado por el notable aumento de rebaños de ovejas estantes (locales, o no trashumantes), del cultivo de cereales y del de plantíos de olivos.
Respondiendo a la pregunta número 10, añadieron que para facilitar aún más la vida al vecindario en general, y en contra de algunas disposiciones de la reforma agraria ilustrada, estimaban que no debían darse nuevas facultades a ningún vecino para que a título particular adehesara sus tierras o las del concejo, pues esta práctica perjudicaba a los agricultores locales. Igualmente, tampoco estaban de acuerdo con las disposiciones ilustradas que favorecían el cerramiento de las tierras particulares, práctica que iba en contra de la derrota de mieses y el espigueo que históricamente había existido en el término.
En la respuesta a la pregunta número 11, advertían que sería un buen complemento para las prácticas agropecuarias el establecimiento de fábricas de sombreros y paños, aprovechando así la lana del ganado ovejuno.
A las preguntas 13 y 14 contestaron que en la actualidad se cultivaba mejor, con nuevos y mejores instrumentos rústicos, pero únicamente con el concurso del estiércol y sin ningún otro tipo de abonos. Gracias a ello se habían puesto en producción 250 fanegas de huertas, árboles frutales y zumacales.
Respecto a las nuevas tierras para cultivos repartidas a la luz de la reforma agraria, indicaron que de las 4.400 fanegas repartidas, 1.200 la cultivaban sus nuevos dueños y 3.200 en régimen de arrendamiento, distribuidas para su siembra en hojas de 4 en 4 años.
Finalmente contestaron que para los cereales utilizaban como medida la fanega, la cuartilla o cuarta parte de la fanega y el medio celemín, mientras que para los vinos y líquidos la referencia era la @, la media @, la cuarta, la media cuarta y el jarrillo ó 1/16 de @.

En el segundo Interrogatorio (sobre “la cantidad, calidad, destino y cultivo de la tierra para formar la división agrícola de España”) se interesaban por datos estadísticos, que resumimos así:
- Estimaban que el término ocupaba unas 27.500 fanegas de puño en sembradura de trigo, es decir, el equivalente a unas 12.500 hectáreas. Como se aprecia, el cálculo fue erróneo y a la baja (entonces, ante de la separación de Malcocinado, debería tener algo más de 30.000 hectáreas), seguramente intencionado para pagar menos impuestos, práctica que ya utilizaron en las respuestas al Catastro de Ensenada, corregida por el intendente del interrogatorio en 1791.
- La respuesta más novedosa sobre este particular la dieron al contestar a la pregunta número 30, afirmando que de las 27.500 fgas. del término, 12.079 eran concejiles, 8.000 de particulares y en resto suponemos que estarían ocupadas por baldíos interconcejiles, es decir, los pertenecientes a la mancomunidad de aprovechamientos con los pueblos de la encomienda de Reina. En cualquier caso, es preciso destacar la existencia de 8.000 fanegas de tierra en manos particulares (40% del término, promediando los referidos errores superficiales), cuando en 1752 eran sólo unas 1.500 (7,5%). Este cambio, de extraordinaria importancia, fue la respuesta a la tibia reforma agraria que los políticos ilustrados llevaron a cabo especialmente entre 1766 y 1793, reforma sobre la que daremos más detalles en un artículo aún inédito que trata sobre la historia rural de Guadalcanal.
- Naturalmente, el cambio en la propiedad de la tierra trajo consigo una nueva distribución de los cultivos y aprovechamientos respecto a los conocidos de 1753, cuyo resumen es el que sigue:

*Unas 10.000 fgas. se dedicaban al cultivo de cereales (trigo, cebada y centeno), cantidad también extraordinaria si la comparamos con las de mediados del XVIII.
*Estas 10.000 fanegas estaban distribuidas en 4 hojas, es decir, cada año se sembraban unas 2.500 fanegas, otras tantas se barbechaban y las 5.000 restantes se dejaban de posío.
*A las legumbres (habas y garbanzos) se dedicaban unas 20 fgas.
*Para hortalizas y frutas, 15.
*A patatas, nabos y otras raíces, 10.
*En las manufacturas (lino, cáñamo, algodón y barrilla) se empleaban 50.
*Al zumaque unas 550, pero en las sierras.
*En viñas unas 455 fgas., frente a las 806 de 1752.
*En arboleda (castaños y álamos), 6.
*Bosques y malezas, las 2.500 fgas. que consideran inútil por su naturaleza.
*Y lo más novedoso y de provecho, unas 1.115 fgas. empleadas en el cultivo del olivar, advirtiendo que 300 de ellas eran de olivos grandes, ocupando el resto los nuevos plantíos surgidos, entendemos, a la luz del Real Decreto de 1793 (en 1752 admitían que existían unas 213 fgas. dedicadas al olivar, elevada, en cualquier caso, si la comparamos con la de otros pueblos santiaguistas).
*El resto de la tierra estaba ocupada por la dehesas y baldíos, predios en los que ya escaseaban las encinas.

En el tercero de los interrogatorios se interesaron por el número de vecinos (1.122) y habitantes (3.938), así como por sus actividades.
Sobre el vecindario, dieron datos pormenorizados de sus edades, sexo y estado. Concretamente, 1.206 varones solteros de todas las edades, 964 mujeres solteras, 759 varones casados, otras 759 mujeres casadas, 109 viudos y 187 viudas.
Moraban en 736 viviendas y su distribución por profesiones se ajustaba a los siguientes datos: 2 abogados, 2 médicos, 90 labradores propietarios, 80 labradores-arrendadores, 100 labradores propietarios y arrendadores, 480 jornaleros, 90 mozos de labranzas, 20 ganadero a título exclusivo, 40 ganaderos y labradores, 120 pastores y zagales, 120 profesionales artesanos (de la albañilería, carpintería, sastrería, zapatería, curtiduría y otros oficios), 600 mujeres dedicadas a la hilaza de lino y estopa, 6 mercaderes, 28 arrieros y trajinero y 6 lisiados (cojos y ciegos) que vivían de limosnas.
Dieron igualmente otros datos de infraestructuras, admitiendo que el pueblo no existía casas para locos, ni hospicios, ni orfanatos, ni universidades, ni academias… Sí existía un hospital mal dotado de medios, 7 oficinas públicas (pósito, cárcel, carnicería, matadero y 3 tabernas), 17 edificios destinados al culto divino (3 parroquias, 1 convento de religiosos, 3 convento de religiosas, 4 ermitas intramuros, 5 ermitas en el campo y una iglesia en Malcocinado) y 2 escuelas de primeras letras. Respecto a esta última cuestión, aclaran que en ellas se acogían 109 niños varones y que la educación de niñas corría a cargo de 6 maestras que enseñan a coser y a hacer medias a unas 100 niñas. Al margen, siguiendo una trayectoria histórica de casi tres siglos, en el convento de franciscano se enseñaba gramática a 16 alumnos.

En el cuarto interrogatorio se interesaron por conocer el medio natural, la condición humana del vecindario y su salud. Informaron al respecto que el pueblo se encontraba extendido en un llano y en la falda de una montaña, rodeado por otras; que los vientos predominantes soplaban de occidente (gallego) o del norte; y que las aguas eran abundantes, de buena calidad, no necesitando de artefacto para su beneficio, pues discurrían por el terreno sólo por la diferencia de altitud.
Sobre la condición humana, resaltaron la inclinación y aplicación de los naturales al trabajo, ocupándose después de las duras tareas agropecuarias en guardar sus habales, garbanzales, huertas, olivares y viñas o como mandaderos en casas de los hacendados e, incluso, se afanaban en hilar lino (ocupación mayoritariamente encomendada a las mujeres), de tal manera que en la villa sólo existían 6 lisiados (cojos o ciegos) que vivían de limosnas. Respecto a los pobres transeúntes, a éstos sólo se les dejaban 2 ó 3 días pidiendo por el pueblo, encargándose los franciscanos de proporcionarles comida.
Insisten en la aplicación del vecindario al trabajo, circunstancia que quedaba demostrada por un aumento de población significativo en los últimos 50 años, todo ello gracias al incremento de los ganados lanares, al cultivo de cereales y al del olivar, insistiendo en que la población quedaría favorecida y aumentaría con el establecimiento de fábricas de paño, bayetas y lienzos.
Respecto a la salud del vecindario, estimaron que dicha contingencia quedaba bien cubierta por los 2 médicos y los 2 boticarios, pues los vecinos únicamente padecían las fiebres tercianas de la época estival, entendiendo que ello era debido al estancamiento de aguas y al poco arreglo (higiene) en la comida de frutas.

Con el último de los cuestionarios, el quinto, con 94 preguntas, se pretendía conocer el desarrollo de fábricas y de las artes y oficios en la localidad. Sobre este particular, sólo dejaron constancia de la existencia de una fábrica de jabón blando, que pertenecía al Hospital de la Sangre de la ciudad de Sevilla, estimando que en este establecimiento podría fabricase otros tipos de jabones, pues existía la infraestructura necesaria, y que con ello aumentaría el trabajo en la localidad. Informaron también, aunque muy escuetamente, de la existencia de una feria comarcal, la de Guaditoca, celebrada los tres primeros días de la Pascua de Pentecostés.
Por lo demás, aunque vuelven a insistir en el beneficio que para la población tendría la instalación de fábricas, indican que en la localidad no existían gremios ni ordenanzas de artesanos, empleándose unas 600 mujeres en la costura y en las hilaturas de linos y estopas, como ya se dijo.


Fuente: AMG, legs. 125 y 360.
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