El partido de llerena a finales del XVIII

El partido de llerena a finales del XVIII

miércoles, 8 de octubre de 2014

LA PIEDRA JEROGLÍFICO APARECIDA EN LA ERMITA DE LA VIRGEN DEL ARA



    Poco podemos añadir a lo ya conocido sobre la Ermita de la Virgen del Ara. En lo que aquí más nos ocupa, se trata de un paraje y ermita, cuya titular ha sido y es objeto de la devoción popular entre los vecinos de los pueblos de la Encomienda de Reina y zonas limítrofes. Allí, según las fuentes arqueológicas consultadas, se localizan restos de civilizaciones anteriores, entre ellas la romana.
     A finales del XV, el paraje que nos ocupa (incluido en el baldío de la Jayona), con una extensión aproximada de 120 fanegas, pertenecía a los bienes raíces del Convento de San Marcos de León, monasterio ubicado en las proximidades de esta última ciudad y sede oficial de la máxima autoridad santiaguista, el Prior.
    Desconocemos desde qué fechas pertenecía el citado paraje al convento de San Marcos y si en ese momento ya existía la ermita. Sí sabemos que, a finales del XV, la ermita ya funcionaba como centro de culto popular, reinando entre los comarcanos la devoción a la Señora del Ara.
    Pues bien, a mediados del XVI, el anticuario Juan Alonso Franco tenía entre sus objetos antiguos un libro en el que se mencionaba y aparecía el dibujo de una piedra jeroglífica con caracteres romanos, que había sido encontrada en el subsuelo de la Ermita del Ara. En cualquier caso, la piedra jeroglífica no estaba localizada por aquellas fechas; sólo se daban noticias de su existencia en un libro perteneciente al citado anticuario.


     El autor del relato, F. L. G., (sólo aparecen estas siglas firmando un artículo sobre el asunto que nos ocupa, publicado en la revista Semanario Pintoresco Español, edición de 21 de mayo de 1854) cuestiona la existencia de la piedra en sí, además de la interpretación del jeroglífico que contenía, según el siguiente texto:
NOTICIA INÉDITA DEL SEÑ0R JUAN ALONSO FRANCO, ANTICUARIO DEL SIGLO XVI
    Se sabía que Juan Alonso Franco había sido discípulo y colaborador de Ambrosio de Morales; mas sus obras no se conocían, cuando al venir yo en 1833 a la ciudad de Coria, vi un libro en folio, bastante abultado, manuscrito y compuesto todo de letra del referido Franco, excepto algunas cartas escritas por Ambrosio de Morales, Martin Pérez de Oliva, el Dr. Sepúlveda, el flamenco Joaquín Hopero, y Gaspar de Castro, beneficiado de Ledesma y gran anticuario. El dueño de este libro, que antes de saber por mí lo que era no hacía caso de él, después no quiso vendérmelo, cambiármelo, dármelo, enviarlo a mí costa a la Academia de la Historia, ni nada más que permitirme sacar una copia, que conservo de su mayor y mejor parte, que es la que trata de las antigüedades romano-hispanas. En este libro pues se contiene la memoria siguiente de un jeroglífico romano hallado cerca de Llerena, cuya noticia creo inédita: al menos no la he visto en ningún libro.
    Por supuesto que fuera de la carta de Gaspar de Castro, que es de letra de este, lo demás todo está de puño de Franco: dice la memoria así:
«En Santa María del Ara, dos leguas de Llerena, en una piedra grande, que tiene tres varas de largo, dos de ancho y más de una de alto, están estas figuras y debajo este letrero:


    Lo que acá se entiende de las figuras o jeroglíficos y letras, es esto: los ojos, Diis (a los Dioses): el infierno, manibus (manes): el uso, mors (la muerte): el candil, vítae (de la vida): las saetas, contraría et velocissima (contraria y velocisima): el mundo, omnia (todo): el ancora, rapit (lo arrebata): el fuego, consumit (consume): el cuchillo, dissolvit (disuelve): la suela, suppedilat (huella): la abeja, meliflue (con suavidad): dúos se strictim ardentes et amantes (á los que estrechamente se abrasaban y amaban): el sepulcro, hic extinctos (aquí muertos): el yugo, conjunxit (los juntó).
    Muy noble señor: Todavía tengo sospecha de que es finjido aquel epitafio de Santa María del Ara, y no caresceré della hasta que me conste de lo contrario, y si verdad es que se halla tal memoria antigua, debe ser tenida por la cosa de más estima que en esta provincia ha quedado de los romanos. La letra que v. m. me envió, conforma más con las figuras o letras hieroglíficas del epitafio que no la que yo hube de Cáceres, y con esta diversidad, y con haberla enviado el Sr. Inquisidor sin hacer mención de las figuras, me confirmo más en mi sospecha, de la cual pretenda salir pronto, mediante Dios. La epístola de Vespasiano, y el letrero del termino angustial envío, y si antes dé la partida de v. m. nos viéremos, yo llevaré algunas otras cosas. De la ida del Sr. Antonio de Molina á Osma no tengo envidia…. Ledesma 7de abril de 1551. —Servidor de v. m. —Gaspar de Castro. —Al muy noble señor mi señor el Sr. Juan Alonso Franco en Salamanca.»
    Hasta aquí la memoria referida, y que nada tengo que añadir, y que juzgo preciosa para los aficionados a jeroglíficos y a las antigüedades.
F. L. G.
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